martes, 27 de enero de 2009

La Resurrección pilar fundamental del Cristianismo


Los católicos apoyados en nuestra Fe debemos ver la muerte como un infinito océano de felicidad, tranquilidad, sosiego y paz. Debemos huir de creencias y teorías que no ven más allá de la existencia carnal. La vida eterna debe ser el fin que debemos perseguir en nuestra cotidianeidad.

Ha de ser el clavo al que agarrarnos en los momentos tristes que se cruzan en nuestro camino. Cuando perdemos a un ser querido, es normal sentir una profunda tristeza en nuestros corazones. En esos momentos encontraremos en las sabias enseñanzas del Evangelio el mayor consuelo posible.

Cristo derramó su sangre por todos nosotros. Con su muerte en la Cruz nos liberó de las ataduras de la muerte. Con la Resurrección de Cristo nuestra fe se fortaleció, de haber sucedido de otra manera, a día de hoy permaneceríamos presos en las galernas del pecado. Cristo reconquistó el Reino de la vida cargando sobre sus propias espaldas el peso de la muerte segura.

La muerte simplemente nos hace a todos iguales, no distingue entre ricos y pobres, entre poderosos y débiles. El Reino de Dios nos acoge a todos sin diferenciación. Nuestra fe no debe quedarse en una creencia abnegada y ciega.

En nosotros está el descubrir la certeza de la existencia de Dios. El misterio de la Creación de un maravilloso Universo nos hace creer en la existencia del Dios Padre, el sufrimiento de nuestros hermanos nos acerca a Cristo en la agonía de su muerte en la Cruz y en la fuerza de tantos hombres y mujeres entregados a Dios en cuerpo y alma al Espíritu Santo.

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